"Picasso acogió a Lump y lo admitió en su familia con tanta rapidez que Jaqueline se quedó pasmada, estupefacta. Siempre se veían perros en los estudios de Picasso y en algunos de sus cuadros, pero nunca en sus brazos, donde Lump se encontraba ahora como en casa. (...)
Cuando Picasso trabajaba sólo Jaqueline era bienvenida, y Lump, siempre que encontrara la puerta del estudio abierta."
Cuando Picasso trabajaba sólo Jaqueline era bienvenida, y Lump, siempre que encontrara la puerta del estudio abierta."
"Picasso & Lump, la odisea de un teckel", de David Douglas Duncan
* Dedico este post a Eddie, mi hijo perruno, que estos días ha tenido que ceder su protagonismo a un nuevo habitante de la casa. Poco a poco, ambos van encontrando su lugar.
* Dedico este post a Eddie, mi hijo perruno, que estos días ha tenido que ceder su protagonismo a un nuevo habitante de la casa. Poco a poco, ambos van encontrando su lugar.
6 comentarios:
Picasso también tenía su corazoncito. Muy escondido, eso es cierto.
Muchas felicidades, Selma. ¡¡El nuevo inquilino es guapísimo!!
Gracias, Alex, sé que en Cucumberland habéis sucumbido también a sus encantos.
Imagina cuando veas esos ojos face to face!
Besos
No viene a cuento, pero veo que eres playmobófila.
Conquistado me has :)
Vaya con el genio de Picasso!para mí lo del teckel es romper una lanza a su favor.Y por cierto,me ha encantado eso de hijo-perruno,yo también tengo uno y es wapísimo,pasión de "madre".
* Sí, desde pequeña me encantan los clicks (antes famobil). Me da pena haber perdido con los años desde el barco pirata hasta el castillo medieval, pero poco a poco me voy haciendo una nueva colección. Vivan los clicks!
Enlazo mi blog al tuyo, si no te importa.
* Tienes razón, Troyana, la historia del Teckel le hace a Picasso parecer menos cascarrabias. Me alegro que entiendas los amores perrunos, jeje.
Un honor, Selma. Hago lo propio.
Besos.
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