miércoles, 22 de abril de 2009

Alida Valli

Tenía ojos de mujer fatal; su rostro era un cruce entre Vivian Leigh y Sofia Loren. Nació en Italia, en una familia aristócrata, y su experiencia en Hollywood fue breve, pero dejó huella.
Hitchcock le dio el papel de la viuda Paradine, que enredaba con malas artes al pardillo de Gregory Peck en "El proceso Paradine". Pero siempre la recordaremos por su personaje de Anna Schmidt en "El tercer hombre"; una mujer enamorada ciegamente del canalla Harry Lime (Orson Welles), que desaprovecha la oportunidad de ser feliz junto al bueno e interesante Holly Martins (Joseph Cotten).
Cada vez que veo la escena final (qué perfección!), le grito "no pases de largo, Anna!". De momento no me ha hecho caso.

3 comentarios:

desconvencida dijo...

Tremendo final el de "El tercer hombre", Selma... te gustará este relato de Sam Shepard que habla de esta misma escena (veo que el enlace que puse en mi blog al vídeo ya ha sido suprimido), se llama "Todos los árboles están desnudos":

http://desconvencida.blogspot.com/2007/01/todos-los-rboles-estn-desnudos.html

Selma dijo...

Visité tu blog antes de hacer este post, porque intuía que habrías hablado de esta escena, pero busqué en la etiqueta "Joseph Cotten" y no lo encontré.
No podía imaginar que estaba en la etiqueta de Sam Shepard, jaja.
Sé cuánto admiras a los dos, lo que no sabía era que estaban unidos por este relato!
Me ha gustado mucho ese análisis del final de la película, incluyendo la confusión entre Ingrid Bergman y Alida Valli, bastante parecidas físicamente.

desconvencida dijo...

Vaya fallo, no he etiquetado a Cotten en ese post! Sisi, les admiro a los dos, así que ese relato fue todo un regalo para mi. Un beso!